miércoles, 25 de julio de 2012

Santiago, el sueño de lo posible



Fundada en 1515 y entre las primera siete villas de Cuba, Santiago de Cuba resulta una de las ciudades más atractivas del país. Su cultura destaca por la variedad de manifestaciones artísticas y raíces musicales, tan omnipresentes como el agobiante calor que se cierne cada día sobre los hombros del santiaguero

Por sus condiciones geográficas excepcionales fue la primera capital de Cuba hasta 1556, cuando se trasladó a San Cristóbal de La Habana.

Santiago de Cuba es una urbe inigualable en la que se combinan múltiples valores y atractivos que permiten al visitante entrar en contacto con la idiosincrasia de su gente y la historia del lugar, mientras disfruta de la naturaleza exótica. Es la única Ciudad Héroe de Cuba, condición ganada por su pueblo a raíz de sus aportes a las causas libertarias.

En la ciudad coinciden estilos arquitectónicos múltiples, desde el barroco hasta el neoclásico más depurado. Son de especial interés los parques arbolados, las calles escalonadas, las construcciones coloniales con inmensos ventanales y apretados balcones.

En Santiago se conservan tesoros históricos, como la primera casa de América, la primera catedral de Cuba, la primera mina de cobre a cielo abierto de todo el continente americano o el primer museo cubano. Pero más allá de los propios encantos que resultan de los ambientes urbanos, no se concebiría a Santiago de Cuba sin su gente espontánea, alegre, natural.

Este pedazo de Cuba es la cuna de una gran cantidad de los géneros musicales. Ha sido reconocida como la madre del son y el bolero, la trova tradicional y la expresión coral tienen un profundo arraigo. Allí nacieron grandes músicos, como Sindo Garay, Ñico Saquito, Eliades Ochoa, Compay Segundo. Las fiestas populares de mayor importancia son “El Carnaval Santiaguero“, los mejores del país y “La Fiesta del Fuego“.

Pero Santiago también tiene el Moncada, hoy Ciudad escolar 26 de Julio, ese lugar donde un grupo de jóvenes valerosos dejaron sus vidas y donde otros comenzaron a construir la patria grande, con una Revolución que triunfaría pocos años después y que tiene sus bases ideológicas en el mismo pensamiento que motivó el asalto a la otrora fortaleza militar.

En aquella mañana de la Santa Ana se eternizó a Santiago, con aquel singular ataque al corazón de las ordas batistianas, que si bien no resultó un éxito militar, si mostró la determinación de una generación dispuesta a todo por cambiar el régimen imperante.

Allí orgullosa se yergue hoy una escuela en la que antes fue ese cuartel de la tortura donde la tiranía se ensañó con los prisioneros asaltantes.

Ahora esta ciudad invita a la visita, al amplio parque Céspedes, el Casco Histórico dotado de una infraestructura gastronómica que raya en la exquisitez, sus avenidas iluminadas y el folclor que acompaña cada puesta de sol.

Así, es Santiago, heroica, hospitalaria, rebelde y patriota, tierra de dignidad y amor, donde siempre nos espera la victoria.
Por: José Ángel Álvarez Cruz

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