lunes, 16 de julio de 2012

De campana a Campana

De campana a Campana

Por: Caridad Picart Trujillo

Mucho antes de que el gallo de Morón despierte a los más de 60 mil habitantes de su ciudad ya Tomás González Ulloa se le ve  por sus calles  en plena faena para que brillen  antes del amanecer.

Me comenta con una humildad indescriptible que su pueblo lo quiere y  que muy pocas personas lo conocen por su nombre porque todo el mundo lo llaman por Caray.

Sus labios no necesitan decir cuanto amor siente por  el oficio de barrendero, sus ojos  lo hacen por ellos y  a pesar de sus 67 años de edad me dice que no pretende soltar el escobillón, ni defraudar  su popular consiga de trabajar: ¡Caray, de campana a campana los 365 días del año!

  Me afirma- “Para mi  no hay mayor gratitud que cuando convierto en pasión cada movimiento de mi  pala y piensa que  su escoba  en sus manos protegidas por la arruga de su piel  la tiene que  cuidar como  la más fiel de las  novias”.

Dentro de sus principales compromisos  está  tener siempre arreglada su carretilla para no perder  ni un minuto en su faena, tener mucha salud, crecer en el número de amigos para dar siempre lo mejor de si y amar con toda la fidelidad a su esposa Isabel quienes juntos comparten el oficio y la condición de Vanguardia Nacional  por 15 años consecutivos en el sector de comunales.

Caray  afirma que la alegría para él es la vida misma y que no hay nada que supere su amor por el municipio de Morón,  por eso   disfruta a plenitud cuando recoge cada obstáculo y  suciedad para que la ciudad mantenga su colorido y los nativos  y forasteros se sientan complacidos y a gusto en ella.

En barrenderos como Caray muchos pensadores cruzaron los límites de la individualidad para definir lo limpio como la contribución pública de desaparecer cualquier rastro de suciedad  a la vista de los humanos porque como apuntara el mismo Tomás: La limpieza es parte inseparable de los que aman la belleza.

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