lunes, 23 de junio de 2014

La guitarra mágica del “Gera”

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Justo el día en que arribaba a los 49 años, Gerardo Hernández Nordelo hizo llegar a La Colmenita el regalo por su cumpleaños: una guitarra eléctrica
Dicen que Gerardo “está en todas”. Desde Victorville, California, allá en la prisión estadounidense de máxima seguridad, no se le escapa una. Y lo mismo está al habla con Francis del Río, que con los muchachos de la delegación al Festival Mundial de la Juventud, que mandando bates a los peloteros cubanos, o escribiendo una carta para cualquier niño del país.
Y así, con esa manía de estar pendiente porque Cuba toda es su vida, justo el 4 de junio, día en que llegaba al cumpleaños 49, tan preso co¬mo hace 16 años, le regaló a La Col-menita una guitarra eléctrica. Por¬que aun cuando la prisión ha pretendido robarle todo, incluso el cariño de los cumpleaños, la algarabía de los regalos, el asombro de las sorpresas; su aniversario es tiempo bue¬no para hacerle saber a los demás, a los suyos, que está bien y que no se le agotan los ánimos.
“¿Se imaginan, un regalo para no¬sotros precisamente por su cumpleaños?” pregunta aún sorprendido Carlos Alberto Cremata, el Tin de La Colmenita. “Estábamos en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), en medio de la fiesta que le habían armado al ‘Gera’ y a Ramón, con cake, velas, canciones… y hasta René había estado tocando la tumbadora”. De repente, sigue narrando Tin, llegó casi corriendo un compañero del Ministerio de Relaciones Exteriores diciendo que Gerardo estaba llamando insistentemente para saber si su regalo había llegado a tiempo. Y allí estaba, dentro de una maleta negra, la guitarra mágica del “Gera”.
Con ella venía la carta que lo explicaba todo. Estaba firmada por Bill Ryan y su esposa Nora, los mismos seres que tantos puentes han tendido entre el Héroe y Cuba. “El cuerpo de la guitarra está hecho de nogal negro, la misma madera que Gerardo y yo usamos para hacer nuestros primeros símbolos en madera de ‘los Cinco’. Además la historia de la madera de la guitarra está muy relacionada con Gerardo. El árbol original estaba en la granja de la familia de Nora, mi esposa. Su papá taló, ese árbol, en junio de 1965, el año en que nació Gerardo”.
Y continúa la carta para La Col¬menita: “Después de aserrar la ma¬dera, el padre de Nora la guardó en su granero. Allí estuvo hasta agosto de 1998, cuando la madre de Nora me llamó para preguntar si me la llevaría. Como sabes, eso fue, exactamente, un mes antes del arresto de los Cinco. Gerardo y yo acordamos que la madera está unida a él de cierta forma… y creemos incluso, que pueda jugar algún papel en su regreso a casa”.
Ahora la guitarra tiene un nuevo hogar. “Será como un símbolo que estará junto a nosotros en todas las funciones. Lo importante no solo será que la gente espere a La Col-menita en escena, sino también a la guitarra de Gerardo, que nos acompañará siempre. Adonde vaya La Colmenita irán los Cinco con ella. Será una buena manera para que la gente se interese por el tema, para que hablemos sobre ellos con los que nos pregunten por esa guitarra sui géneris. Y quien sabe si cuando Gerardo vuelva pueda tocarla con nosotros en la escena”.
Mientras ese tiempo llega, cuatro niñas se preparan para tocar el instrumento especial y montan la primera canción. Es Cuba va, el esperanzador tema de Silvio, Pablo y Noel. De alguna manera pareciera que el “Gera” los acompaña, les tararea, les asegura: “puede que algún machete se enrede en la maleza, puede que algunas noches las estrellas no quieran salir. Puede que con los brazos haya que abrir la selva, pero a pesar de los pesares, como sea, Cuba va”.
Entonces a uno no le queda más op¬ción que, como al final de Abra¬cadabra, aquella obra que desmitificó a los Cinco y nos los devolvió como héroes de a pie, volvernos a preguntar una y otra vez porque cada minuto cuenta: “¿Y ahora, qué otra cosa podemos hacer?” Por lo pronto, cada vez que esa guitarra mueva sus cuerdas, ellos estarán más cerca de casa.
(Tomado de Granma)

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