martes, 7 de agosto de 2012

¡A Londres vine a competir como el campeón!

El más grande de la lucha greco cubana, Mijaín López, une este oro a sus cuatro medallas doradas mundiales. No permitió puntos

 Lo vaticinó alto y claro: ¡A Londres voy a competir como el campeón! Mijaín López retuvo el título olímpico de Beijing’08 en los 120 kilogramos de la lucha greco, y lo labró de manera convincente ante sus rivales, incluido el turco Riza Kayaalp, en desquite del Mundial de Estambul’11, pues desde entonces no se habían visto las caras.

En semifinales, el también cuatro veces monarca del orbe lo derrotó categóricamente 2-0 (2-0,1-0), éxito que le inspiró para aventajar al estonio Heiki Nabi en la final, 2-0 (2-0,1-0). Inmaculado su casillero de puntos permitidos durante los cuatro combates y ocho periodos.

"Este triunfo se lo dedico al pueblo de Cuba, porque una vez más confió en mí. Hubiera preferido decidir el oro con Kayaalp, pero lo dejé en el camino. He sido por segunda vez el abanderado de la delegación y cumplí con ganar este título. Quiero mandarle un beso grande al pueblo de Cuba, y en especial a mi querida Herradura, en Pinar del Río", afirmó.

Mijaín se abrió paso sin reparar en la lista de otros favoritos, donde aparecían el ruso Khasan Baroev (monarca de Atenas’04, derrotado por el nuestro en la finalísima de Beijing’08, y ahora eliminado en su debut); el kazajo Nurmakhan Tinaliev (bronce en los mundiales del 2010 y 2011), el norteamericano Dremiel Byers (séptimo en la anterior cita estival) y el armenio Yuri Patrikeev (tercero en Beijing’08).

Ganar un par de medallas de oro en dos juegos olímpicos consecutivos es mérito compartido con el camagüeyano Filiberto Azcuy. El ídolo de Esmeralda lo hizo en divisiones diferentes, los 74kg de Atlanta 1996 y en los 69 de Sydney 2000.

Ayer, Hanser Meoque (60kg) perdió en su apertura, mientras Pablo Shorey (84) cedió en cuartos de final.

ME HE SACRIFICADO MUCHO

Días antes de que en el monumento a José Martí, en la Plaza de la Revolución, Mijaín recibiera el honor de ser por segunda vez consecutiva (la primera en Beijing’08) el abanderado de la delegación cubana, me afirmó en el Cerro Pelado: "En Londres habrá una batalla distinta, porque recuperé la confianza tras aquel revés ante Kayaalp en el Mundial de Estambul el año pasado. Aunque él obtuvo medallas en varios eventos del ciclo olímpico, saldré a pelear como el campeón".

Y la premonición está cumplida, para satisfacción de todos los cubanos que reconocen en este pinareño, quien el 20 de este mes cumplirá 30 años, a un joven modesto, amigable, fiel representante de los mejores valores inculcados por la Revolución.

"Nadie acepta la derrota, menos yo, que me sacrifico mucho para llegar en buena forma a los eventos", dijo aquella mañana en un descanso tras su entrenamiento de la greco, iniciado a las 6:00 a.m. "Me quedan aspectos técnicos incompletos, y tengo la inspiración necesaria para resolverlos".

TENACIDAD A PRUEBA DE BALAS

La realidad corroboró la certeza de su máxima: nunca darse por perdido. El proceso de recuperación tras una intervención quirúrgica en el codo derecho (con ese brazo ejerce su mayor fuerza en los combates), fue un momento muy difícil que lo obligó a trabajar sin tregua para reencontrar su forma óptima.

Mijaín, como otros que han competido aquí, permanece de lunes a viernes entrenando en el Cerro Pelado, para enrumbar hacia su hogar el fin de semana a compartir con sus familiares, más ahora que le nació un varoncito. Ahí halla la savia que alimenta el espíritu y la tenacidad de nuestros deportistas.

Quizá solo una añoranza le quede a este gigante de la lucha, y de su pueblo. Conversando en un graderío de los Juegos de la ALBA, en Caracas 2007, le pregunté si le gustaba la pelota. "¡Muchacho, cómo no, tal vez yo hubiera sido un pitcher de 90 millas!", jaraneó. A mucha más velocidad liberó ayer su grito de victoria en el complejo deportivo Excel.
Alfonso Nacianceno,

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